225 AÑOS DE LA TALLA DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LOS AFLIGIDOS

El Domingo de Pasión de 1785, reunida la Hermandad en Cabildo, determina no hacer Acto del Descendimiento de Nuestro Señor Jesucristo, ni procesión del Santo Entierro y Soledad de Nuestra Señora. El crucificado de antigua hechura utilizado para esto se encontraba en muy malas condiciones y el nuevo se estaba haciendo. El párroco Sr. D. Bartolomé Bueno, se arregló con la Hermandad, cediendo de su propiedad unas tierras de barbecho para sembrarlas de trigo (Pinjar de la Virgen), más una tierras de secano propiedad de la Hermandad (Haza del Cuatro) y tres reales de vellón que dieron cada hermano al párroco para este fin. También pudo arreglarse con el escultor D. José Varela, amigo suyo de Sevilla, de fama acreditada por sus originales efigies y delicada expresión. En Cabildo celebrado el 2 de abril de 1786, se dice no poder hacer el Descendimiento y Entierro, por no estar acabada la efigie del Señor ni el Sepulcro a causa del mal tiempo. Es en el Cabildo celebrado el 25 de marzo de 1787, cuando se manifiesta no poder hacer Descendimiento porque la Cruz y el Sepulcro no estaban terminados. La efigie del nuevo Señor realizada por Varela es encarnada por José Galeote y se denomina CRISTO DE LOS AFLIGIDOS, es un crucificado de brazos articulados, cabellera de pelo natural y sudario de estopilla. En distintos Autos de Visita, del Sr. D. Agustín Mauricio Jiménez, dignidad de Chantre y visitador nombrado por la Colegial de Olivares, manda a tomar de nuevo las cuentas, por causa del fallecimiento de sus responsables y no estar debidamente cumplimentadas. En este contexto, por mandato del Abad Mayor Sr. D. Bernardo Poblaciones, se toman cuentas de diferentes años a Blas Velásquez por el párroco Sr. D. Bartolomé Bueno. En su cargo se refleja el costo de las distintas labores y lo producido por el Pinjar de la Virgen en diferentes años. En sus datas, encontramos la remuneración al escultor Varela en dos partidas, una de seiscientos y otra de trescientos reales de vellón, más un pago en especie no cuantificado, pues el montante de las partidas por esta obra es más bien escaso; de igual forma se sumaría Galeote pues solo consta ciento cincuenta reales de vellón por la encarnación del Señor. En dichas cuentas quedan además anotadas, los doscientos cincuenta reales de vellón del Sepulcro realizado por Varela, más el coste de las diferentes prendas necesarias para la imagen, como son la Cruz y el Sepulcro.