BOLETÍN EXTRAORDINARIO - ASOLAS CON ÉL

Después de tantos años escribiendo, después de haberme apoderado de tantos y tantos atriles donde exponer mi fe a puro grito y de pregonar mi particular visión sobre el Dios inculcado, el Dios que conozco y reconozco a través de mis progenitores, después de haber aprovechado todas y cada una de las oportunidades que me ha brindado la vida para hablar de Dios, esta hermandad, me otorga la difícil tarea de meditar en voz alta, de cerrar los ojos y abrir el alma ante mis hermanos soleanos.

Hace ahora casi un año que tuve conocimiento de la intención de la Junta y mentiría si dijera que no me ilusionó, pero también lo haría si negara que en la balanza, casi ganaba el miedo ¿y por qué ese miedo? pues sencillamente porque una cosa es hablar de Dios y otra bien distinta hablar con Él y hacer sentir que todos lo hacéis conmigo a un mismo tiempo.

¿Hablar con Dios? ¿sabéis lo que significa eso? yo sí lo supe desde el principio y por eso temí, y por eso temblé y dudé antes de impregnar de negras tintas el blanco de unas hojas vacías. Pasaron unos largos meses, para mí como siglos sin encontrar la palabra adecuada, sin hallar la forma de dirigirme y de postrarle mi voz a un Rey ¿Cómo lo hago? ¿cómo rompo el cristal de los silencios? ¿con un verso inspirado y emocionante? ¿con una prosa exquisita y una pluma delicada y elegante?

La sensación de vacío era tal, que en un vano intento de buscar la lira y las musas que me acompañaran para este encargo, me propuse a diario dar largos paseos vespertinos pensando, e intentando escarbar en lo más profundo de mi ser, pero ni aún así era capaz de iniciar mi charla, mi conversación imaginaria e ilusoria con el Señor de Los Afligidos…….hasta que un día y de la manera más casual e inesperada, en uno de esos paseos me encontré con una buena amiga, una persona de fe y encomiable actitud cristiana y humana y sin dudarlo me dijo; no tengas miedo, háblale como tú le hablas a la gente de este pueblo cuando vas por la calle, como me hablas a mí y a todas las personas que te rodean, con el debido respeto, pero a la vez cercano y humilde, háblale con el alma y dirígete sencilla y llanamente como a un amigo.

Elvira Bandera, me abrió los ojos y al día siguiente comencé más que a darle forma, a formar parte de un milagro. Ser sensible es uno de los mayores privilegios que puede poseer el hombre, pero duele, la sensibilidad duele y a golpes de dolor y de lágrimas realicé en sólo setenta y dos horas lo que en meses no era capaz de hacer.

En esta meditación hay versos, prosa, corazón…….pero sobre todo alma y sinceridad, porque si de algo se trata, es de eso precisamente, de ser sinceros y hablarle sin miedos y sin temor lanzarle mil y una preguntas de las cosas que no alcanzamos a comprender de este mundo desigual y divergente en el que vivimos.    

Hermano, te pido que el próximo veintidós de Noviembre me acompañes, porque una voz no es nada sin una escucha y porque tenemos una sola obligación y un único compromiso, tú con tu silencio y yo con el mío en voz alta para todos nos oigan y todos sepan como rezamos a solas y en la más estricta intimidad los soleanos de Albaida del Aljarafe.

D. MANUEL ALBARRÁN ASENCIO