BOLETÍN CUARESMA 2017 - CARTA DEL HERMANO MAYOR

Estimados hermanos soleanos: hace poco más de un año tuve días de incertidumbre, de inquietud, pensamientos... y todo porque veía
que algo pasaba en mi interior. Mi mente me hacía presagiar una llamada que no era otra que, la de dirigir esta Hermandad.
Mi corazón me decía que no podía fallar a la llamada de una Madre, y desde ese momento me puse en sus manos para afrontar esta nueva etapa en mi vida.

Desde estas líneas solo puedo agradecer a tantas y tantas personas que me animaron en esta nueva andadura que comenzaba, a mis nuevos compañeros de Junta de Gobierno por su compromiso adquirido, y cómo no, dar las gracias en nombre de toda la Hermandad, a todos los que dieron su trabajo en la anterior candidatura que acababa. Agradecer su trabajo incondicional, y decirles que aquí tienen su Hermandad, su casa, la de todos... la de siempre.

Desde estas líneas, me gustaría hacer un llamamiento a todos mis hermanos soleanos a participar en la vida activa de la Hermandad. Se avecinan días de mucho trabajo, pero también de Oración... Oración de hermanos unidos que nos acercan a Dios a través de la intercesión de nuestros Sagrados Titulares.

Espero que esta reflexión os ayude a vivir de forma más plena y verdadera este camino de salvación que acoge los cultos más importantes de la Hermandad, como son el Septenario, el Vía Crucis y la Estación de Penitencia. Es absolutamente imprescindible marcarse un objetivo para este tiempo, de forma que consigamos que la Cuaresma no sea un tocón seco, vacío y sin vida, sino que, por el contrario, florezca y fructifique. El objetivo lo debemos buscar cada uno en nuestro corazón, midiendo nuestras posibilidades... Los cultos de la Hermandad nos ofrecen una magnífica oportunidad para encontrarnos con el Señor. El Septenario, alegoría de los siete Dolores de la Virgen, se nos brinda para mostrarle nuestro sentimiento sincero, para hablarle de nuestras penas y dificultades y para cerrar un compromiso de entrega total a Él y a su bendita Madre de los Dolores. La Estación de Penitencia, aislados del mundo por el antifaz, corroborará ese deseo de ir tras Jesús, de compartir su sufrimiento para alcanzar la meta que Su resurrección nos procura. Igualmente acompañaremos a nuestra Madre, María Santísima de los Dolores en su Soledad, iluminando su camino no sólo con la candelería sino con nuestra oración íntima, como signo de nuestro amor filial.

Que el Santísimo Cristo de los Afligidos, y su Bendita Madre de los Dolores en su Soledad os colmen siempre de bendiciones.

Un fuerte abrazo en Jesucristo nuestro Señor.

El Hermano Mayor: D. Ricardo Manuel Delgado Arredondo.