BOLETÍN CUARESMA 2017 - NUESTRO DIRECTOR ESPIRITUAL

Madre y Señora de los Dolores en tu Soledad: en esta cuaresma, para prepararnos para el gran día de la PASCUA, regálanos tu escucha, decisión y acción.

Vamos a celebrar el septenario a nuestra Madre y Señora de los Dolores en su Soledad, una advocación entrañable que nos hace ver la tarea y ocupación que Nuestro Señor Jesucristo dio a su Madre cuando nos la entregó como Madre nuestra. Sus palabras fueron éstas: dijo a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Luego dijo al discípulo: Ahí tienes a tu madre. Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio Juan 19, 25-27. ¡Qué fuerza tiene el consentimiento de María que precede a la Encarnación! Y la tiene porque Dios quiso que, la que había sido escogida para ser la Madre, dijese un `sí´ en una libertad absoluta. De tal manera que se viese con total claridad que, así como por una mujer vino la muerte, por María viene la Vida. Ella dio al mundo la Vida misma que todo lo hace nuevo. Él nos hizo nuevos e hizo nuevo todo lo que existe. Ella conoció y se fio de quien es la Vida y ha dado Vida. Y no es de extrañar que su Hijo nos la diese como Madre, ya que es Ella la que nos regala la Vida que nos hace vivientes. 

La advocación de la Virgen como Madre de los Dolores nos invita a vivir tres dimensiones esenciales en nuestra existencia: escucha, decisión y acción.

1. Escucha: Ella sabe escuchar, que es mucho más profundo que oír. Basta recordar aquel gesto suyo después de haber recibido la propuesta y aceptado el ser Madre de Dios, cuando oye aquellas palabras: “también tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez…” Lucas 1, 36. Es una escucha que se torna en atención, acogida y disponibilidad hacia Dios. María escucha a Dios y escucha los acontecimientos de la vida. Está atenta a la realidad concreta, no se queda en la superficie de la vida. Ha captado y ha experimentado que “para Dios nada hay imposible” Lc 1, 37

2. Decisión: María no vive con prisas. Nos lo pone de relieve el Evangelio cuando nos dice que “meditaba todas estas cosas en su corazón”. Por otra parte, no toma decisiones improvisadas. Recordemos cómo en el momento de la Anunciación hace esa pregunta de quien no toma decisiones improvisadas “¿cómo será eso?”. No vive deprisa aunque vaya deprisa y cambie su elección fundamental de vida cuando ve con claridad quién se lo pide. Por eso responde “Aquí está la esclava del Señor”. Pero lo mismo sucede cuando en el inicio de la vida pública de Jesús, ve en una situación difícil a una familia, toma la decisión de arrancar de su Hijo la ayuda necesaria para ellos. 

3. Acción: mostrada cuando Dios le pide la vida para que tenga rostro humano Dios mismo y se haga Hombre. Acción vivida cuando se pone en camino aprisa, teniendo que atravesar la región montañosa para llevar su ayuda a su prima Isabel. A pesar de las dificultades e incluso de las críticas que pueda recibir, se pone en camino, actúa. Su acción es consecuencia de la obediencia a Dios y está llena de amor. Es la presencia del Amor la que hace hablar a Isabel y saltar de gozo a su hijo, Juan Bautista, que aún no había nacido. Con su fe y maternidad la llamamos “bendita entre las mujeres” y “bienaventurada la que ha creído”. Ella es la primera discípula misionera y nos dice “haced lo que Él os diga”. Ella es la que nos ampara como a los novios de Caná. Por eso nosotros la llamamos Madre de los Dolores en tu Soledad. 

Invoquemos en este Septenario a nuestra tierna Madre del cielo, nuestra Señora de los Dolores. Sobre todo en los momentos de dificultad. Invoquémosla con la certeza de saber que somos socorridos por su misericordia maternal, para que ella, «gloriosa y bendita», sea protección, ayuda y bendición en todos los días de nuestra vida.

¡¡¡¡¡¡¡FELIZ CUARESMA Y FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!!!!!

Un abrazo de vuestro párroco y amigo: Fermín.